Cómo el cine nos enseña a comer

14 de noviembre de 2023

La globalización alimentaria ha tenido en el cine a uno de sus mayores aliados. La influencia del cine en nuestros hábitos no es negativa, pero tampoco es siempre positiva. El cine crea fascinación por productos que no merecen de poesía por su naturaleza prosaica e industrial. Estamos en un siglo en el que nada de los que aparece en las imágenes nos es extraño. Vemos una película japonesa y asistimos a una merendola de sushi con ojos de experto. O podemos ver una película sudamericana, y sabemos perfectamente a qué sabe una ensalada de nopal con el cilantro perfumando la mezcla. Todos los deseos que nos puede crear una imagen cinematográfica los podemos ahora satisfacer yendo a la tienda de proximidad, al supermercado oa una gran superficie cerca de casa. Si la parte positiva del cine ha sido la aceptación de los hábitos alimenticios foráneos, la negativa ha sido la homogeneización del gusto en contra de una singularidad fundamental para que, incluso, el cine se pueda nutrir de bellas imágenes. Si en los setenta, las bellas imágenes gastronómicas provenían de Francia e Italia gracias al savoir faire de sus directores y su cultura, toda esta influencia positiva estuvo a punto de desaparecer por el colonialismo del cine americano palomitero. Una influencia que incluso cambió los hábitos lingüísticos. Al bistec ruso de nuestras abuelas, por ejemplo, se le cambió el nombre por el de hamburguesa. Por suerte, el cine americano rompió sus hábitos regalándonos un personaje como Hannibal Lecter, el cómodo caníbal que nos demostró que incluso en América existe vida fuera de la comida rápida. Tras el impacto de Lecter, subió el consumo de ris de veau acompañado de un vino tinto. A mí me gustan las rebozadas; el doctor Lecter seguro que las prefiere envueltas de un sabor más cómodo. En este mundo, de norte a sur, de este a oeste, hay lugar para todos los gustos posibles pero es fundamental saber separar la paja del trigo. Para ello es necesaria una educación que nos permita filtrar el mensaje para poder tener criterio propio. No todo lo que nos llega de los EE.UU. es bueno ni tampoco malo. El secreto está en saber contextualizar. El cine es una de las mejores escuelas de gastronomía del mundo. Sólo hace falta ser un alumno aventajado.

Si deseas saber más, consulta este enlace:

https://www.lavanguardia.com/comer/opinion/20180128/44299397798/como-cine-ensena-comer.html

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1 Comment Add your own

  •    pbosros  |  noviembre 16th, 2023 at 12:58     Responder

    Que curioso, es interesante la forma en la que el cine y la cultura popular nos afecta en nuestros habitos alimenticios

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